Rosario
Yo la llamo Rosario.
A lo largo de este año hemos compartido tren de vuelta a casa desde Santiago y, en muchas ocasiones, también vagón. Rosario es brasileña y es lo que todos (o muchos) imaginan cuando piensan en una brasileña (mulata, exhuberante, guapa). Rosario además tiene cara y gestos aniñados, dulces y suaves, y una voz ronca así como de gata dormida.
En una ocasión, esperando que el tren parase para apearnos la sorprendí bostezando con aire cansado. Era invierno, era de noche y se la notaba sola.
-"¿Que, se hace largo eh?- le dije
Ella me sonrió sinceramente e hizo un gesto de complicidad.
Desde aquel día siempre la saludé cordialmente, también sinceramente, porque me parecia encantadora y también porque la adivinada sola y triste.
Varias veces, en el vagón casi solitario intenté enlazar una conversación, pero no había manera. Usaba toda mi simpatía, e incluso notaba que conectabamos amistosamente...pero ella cerraba su caparazón a los pocos segundos. Solo a veces se le escapaba el corazón por sus ojitos.
Un día me dijo por sopresa:
-Oye, quieres tomar un café conmigo?
Aquella noche me contó que estaba quedando como una maleducada y no quería que fuese así; además de que yo le agradaba de verdad y tampoco quería que pensase que la molestaba o que me consideraba un mal tipo.
Aquella noche me contó que trabajaba como prostituta en un piso, que tenia tres hijos (la mayor de 16 años), que nunca salia a la calle en el pueblo ni siquiera a comprar, y que se iba a Santiago o a Coruña cuando quería pasear.
Me era (y todavía lo es) inmensamente dificil imaginarla trabajando, con cualquier cliente o haciendo cualquier servicio. Intenté abrirle oportunidades etc, pero ella es lista y sabe bien lo que quiere o eso cree. Me asegura que no paga ningún precio psicológico por su trabajo, que no sufre haciéndolo...y a mi me cuesta creerlo. Pero así es Rosario.
Hoy he ido a tomar un refresco con ella. Rosario desconecta el móvil porque sabe que sufro cuando suena.
Me cuenta que en tres añitos más se marchará a su Rio de Janeiro y tendrá dinero para poner en marcha un negocio y para pagar los estudios a sus tres hijos. La mayor quiere estudiar derecho.
Y yo la escucho ilusionada y vitalista.
Y estoy seguro que le irá bien.
Así es Rosario. Me dice que soy su "hermano mayor" y se rie porque sabe que me jode (lo de hermano no, lo de mayor...) Coquetea ya conmigo hasta unos niveles que me ponen enfermo....-Pone su mano en mi muslo y me dice.."Oye que pasa...no te gusta que sea "color chocolate" o que...?" Pero su sonrisa es tan simple y abierta que uno sabe que es en verdad una hermana pequeña.
Suerte Rosariyo en tus dulces sueños de porvenir para los tuyos.
Ya sabes donde estoy.
3 Comments:
Una historia muy humana la de Rosario. Espero que te vaya contando en esos viajes de vuelta a casa que haceis, como sus sueños se van haciendo realidad al unísono que los tuyos =)
Besos en las vias.
Muchas gracias por tu visita y tu comentario. Siempre eres bienvenido.
Muchos saludos.
Mi madre era como Rosario, su sueño no era que fueramos a la universidad. Su sueño era que sobrevivieramos, poder dar de comer a 5 hijos, algo dificil hace 35 años en España para una mujer sola.
Cuando la miro ahora, pienso en todos los esfuerzos que tenía que hacer la gente antes. Pero sobre todo en como nos cuido e intentó apartarnos de su mundo, manteniendonos siempre al margen de todo. Intentantdo que tuvieramos lo mismo que los demás niños. Cuando oigo el insulto "hij@ de puta" me suena raro. Pienso que yo lo soy y a mucha honra. Porque hay putas, y hablo de putas de verdad ( no de ese cuento que han sacado de todas somos putas) pues hay putas que valen mucho mas que cualquier persona.
Ahora que lo pienso las palabras tienen diferente significado según en boca de quien. Y supongo que jamás podre oir la palabra puta y entenderla como lo hace el resto.
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