Ziuka
Al meter la llave en la cerradura del portal, en aquella madrugada cargada de tormenta, Ziuka ya sabía que el hombre aparecería. Lo presentía desde hacía tiempo, en realidad lo esperaba, entre temerosa y anhelante, desde que un día dejó caer un dato con el que, si lo deseaba, podría encontrarla.
Lo primero que sintió fueron sus manos rodeándola desde atrás. Despues su cuerpo se pegó al suyo, y sintió su cara hundiéndose en su pelo.
-Ziuka....- dijo él, con un suspiro que mezclaba alivio y dolor. Nadie había pronunciado su nombre de ese modo. Desde tan hondo, desde tan lejos.
Ella quizo girarse y decirle....pero no pudo. Su dedo índice le detuvo el rostro y le obligó a mirar hacia adelante.
-Shhhh.......
No dijo nada. Turbada abrió la puerta, y se dirigió al ascensor. Pero él la fue llevando a las escaleras y la guió hacia arriba. Comenzaron a subir: al principio se sintió inmensamente observada, su cuerpo vendido a las miradas de él; pero después eso ya no importaba, porque tramo a tramo sus manos iban recorriéndola, hábiles y hambrientas; cada vez le costaba mas subir, respirar, y peldaño a peldaño fue siendo devorada por cada uno de sus dedos, humedecida, explorada, penetrada...
Cuando llegó al rellano de su puerta, sin saber cómo, ya estaba completamente desnuda.
Entonces él habló por segunda vez:
-¿Quieres abrirme... Ziuka?
Ziuka sintió un pequeño temblor en su mano cuando introdujo la llave en la cerradura. Él rodeo su mano con la suya y los dos juntos, tras una breve indecisión, como hacen los que se lanzan al vacio, abrieron la puerta.
Y ella supo entonces que el tiempo de la cosecha había llegado a su vida.
Lo primero que sintió fueron sus manos rodeándola desde atrás. Despues su cuerpo se pegó al suyo, y sintió su cara hundiéndose en su pelo.
-Ziuka....- dijo él, con un suspiro que mezclaba alivio y dolor. Nadie había pronunciado su nombre de ese modo. Desde tan hondo, desde tan lejos.
Ella quizo girarse y decirle....pero no pudo. Su dedo índice le detuvo el rostro y le obligó a mirar hacia adelante.
-Shhhh.......
No dijo nada. Turbada abrió la puerta, y se dirigió al ascensor. Pero él la fue llevando a las escaleras y la guió hacia arriba. Comenzaron a subir: al principio se sintió inmensamente observada, su cuerpo vendido a las miradas de él; pero después eso ya no importaba, porque tramo a tramo sus manos iban recorriéndola, hábiles y hambrientas; cada vez le costaba mas subir, respirar, y peldaño a peldaño fue siendo devorada por cada uno de sus dedos, humedecida, explorada, penetrada...
Cuando llegó al rellano de su puerta, sin saber cómo, ya estaba completamente desnuda.
Entonces él habló por segunda vez:
-¿Quieres abrirme... Ziuka?
Ziuka sintió un pequeño temblor en su mano cuando introdujo la llave en la cerradura. Él rodeo su mano con la suya y los dos juntos, tras una breve indecisión, como hacen los que se lanzan al vacio, abrieron la puerta.
Y ella supo entonces que el tiempo de la cosecha había llegado a su vida.
2 Comments:
Un relato demoledor, Maohi. "Con un suspiro que mezclaba alivio y dolor. Nadie había pronunciado su nombre de ese modo. Desde tan hondo, desde tan lejos."
Precioso, me ha encantado y me has sorprendido. Sigue escribiendo aunque el tiempo de cosecha llegue a tu vida.
Besos con sabor a soles y a estrelas saladas :)
Me temo, Nela, que ya no soy tierra fértil. He sufrido climas demasiado...áridos.
Un beso, de lluvia y calma.
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