Cotovias

Recuerda el viejo Simbad, recuerda.
Su memoria se puebla de fantasmas que vienen de lejos.
Llegan caravanas de Samarcanda trayendo sedas de Cipango, llegan las mujeres generosas de los palacios de Damasco, los banquetes, las muchachas de las tabernas de Creta, los juegos con arco y flechas en los campos de Serendib, la piel de serpentiente regalada por el Gran Visir y cuyas escamas eran monedas de oro, los siete naufragios y las siete vidas gastadas....
Y Zobeida, siempre Zobeida, cabello negro, ojos azabache, cuerpo como la noche, Zobeida...Zobeida....siempre ella detras de cada caricia recibida de cualquier mujer, detras de cada cuerpo admirado en el Zoco, detras de cada sonrisa furtiva robada en los harenes. Zobeida, la princesa de las Islas Cotovias.
Recuerda el viejo Simbad, recuerda.
Le escuchan con paciencia, cariño y respeto, pero no le creen. Los muchachos le adoran, pero no le creen....como Sari, su amigo de diez años que le acompaña en sus paseos por el puerto.
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-"No hay tales islas SImbad...No las hay. -dijo Sari- "Todos dicen que al Sur no hay nada SImbad...nada¡

-Hay hay¡...Pero Sari escúchame muchacho, que te cuesta creerme¡ Te lo pido por favor. Estan brillando al alba las siete islas de las Cotovias...

-No hay Cotovias Simbaaaaad- dijo de nuevo con cariño Sari y con una sonrisa de oreja a oreja meneaba la cabeza- No hay nada, nada.

-Sari, amigo, las estoy viendo ahora mismo claramente en mi cabeza...hasta puedo oler el cabello de su princesa Zobeida que tantas veces....

-Simbad, mi señor y amigo...beso tus manos.....pero no hay nada mas que agua, todos lo dicen auga agua y mas agua.

Y Simbad sacude el polvo de sus babuchas y escupe en el suelo y mira enfurecido las risas tiernas de Sari y de los marinos jovenes del puerto....y escupe de nuevo y se da la vuelta para mirar el horizonte.

No hay Cotovias, no hay Cotovias¡-exclama....
Ignorantes¡ ¡¡



(Yo te creo Simbad)